Introducción al curso de la Bhagavad Gita (parte V)

Continuamos con la sección cuarta de la introducción al estudio de la Bhagavad Gita.

4) Los frutos del conocimiento (jñāna-phalam) y la gloria del sabio.Versos del 53 al 72.

 Esta sección trata de dos temas:

  • Los frutos del conocimiento
  • Las características del sthita-prajña y las sādhanas a emular para asentar el conocimiento.

 En el inicio de esta sección de versos Arjuna pregunta a Kṛṣṇa cómo es una persona de conocimiento firme, un sthita-prajña. Kṛṣṇa ofrece varias descripciones (lakṣyas) de la naturaleza del sabio, así como los frutos del conocimiento (jñāna-phalam),  y al describir su gloria, nos detalla varios medios (sādhanas) para emularlo. A través de esos medios, va a ser posible asimilar el conocimiento espiritual y hacerlo firme. ¿Qué quiere decir firme? Que ese conocimiento espiritual va a internalizarse de tal manera que formará parte de nuestra personalidad y estará disponible en cualquier situación sin que exista ocasión de perderlo.

 Igual de importante va a ser encender la llama del conocimiento y recibirlo como la de nutrirlo y protegerlo para que se establezca firmemente. Al igual que en la nutrición es vital consumir alimentos, igual de importante se torna una asimilación adecuada, de lo contrario, por mucho que consumamos alimentos, éstos no nutrirán el cuerpo.

En esta sección,  se introduce este tema tan importante de los remedios y el estilo de vida adecuado para asentar el conocimiento, sin los cuales, el conocimiento no asimilado será tan bueno como la ignorancia.

¿Cuáles son los frutos del conocimiento?

El principal fruto es el sentido de completitud o plenitud. La ignorancia (avidyā) se expresa en la forma de varios problemas fundamentales como la insatisfacción con uno mismo, y a raíz de éste,  el deseo de mejorar la imagen que tengo de mí mismo a través de todo tipo de acciones y luchas. De forma resumida, el ciclo de devenir (saṁsāra)  se puede expresar de esta forma:

Ignorancia (avidyā) à sentido de incompletitud (apurnatvam) à deseo (kāma) à acciones (karma) à apego o deseo vinculante (rāga-dveṣas) à temor (bahyam) à ira (krodha).

 La raíz del problema es la ignorancia de uno mismo, mientras que no se elimine, el devenir continuará sin final ya que no habrá una total aceptación de uno mismo, y por tanto, nunca se verá completo, seguro y feliz en sí mismo. El sthita-prajña, ha desactivado, en origen,  el problema fundamental:  librarse del sentido de inseguridad, infelicidad, es decir, verse completo, pleno, ilimitado. El ignorante intenta verse seguro y feliz a través de las búsquedas limitadas de placer y seguridad, algo que nunca le conducirá hacia el resultado infinito que en realidad busca.

El verso 55 nos dice:

 «Cuando una persona abandona todos los deseos tan pronto como aparecen en la mente, ¡oh! Partha, feliz en sí misma y con consigo misma, se dice que es alguien de conocimiento bien establecido por claridad».

El sthita-prajña es feliz en si mismo y consigo mismo ya que ha entendido que su naturaleza real es existencia-conciencia-plenitud (sat-cit-ānanda), y por tanto, libre de las aflicciones correspondientes al cuerpo-mente-sentidos. Libre en el sentido de que no afecta a su sentido de plenitud las situaciones agradables o desagradables que pueda experimentar, a pesar de seguir teniendo un cuerpo-mente-sentidos.

El sthita-prajña no tiene deseos vinculantes que presionan su agenda para conseguir sus rāga-dveṣas. No tiene expectativas ni dependencias, los deseos que tenga nacen desde la plenitud y no desde la ansiedad o desesperación. El deseo vinculante se reemplaza con el contento (saṃtoa).

En el ignorante, al verse limitado, ha de tratar de completarse a través de un proceso de llegar a ser que le hace tener que desplegar todo una conjunto de actividades (karma) y logros para satisfacer sus deseos (kāma) que prometen hacerlo feliz y seguro. Muchos deseos no nacerán de la plenitud: sino consigue satisfacerlos, y ha determinado,  que sin ellos,  no se ve completo, causaran apego, frustración e ira. Aun consiguiendo los objetos de deseo, querrá agarrarse a ellos y ésto supondrá miedo a perderlos (bahyam) por querer poseerlos, en otras palabras,  en su presencia será feliz y seguro, y en su ausencia, desgraciado. La intensidad del rāga creará miedo y quien intente separarle del objeto de apego será la causa de la ira. Por eso el apego es el veneno que causa el temor y la ira.

Así, el beneficio principal del conocimiento recae en librarse del problema principal de ignorancia, del cual se desmorona el resto de la cadena. El shitha-prajña se ha librado del sentido de incompletitud, y por lo tanto, desarticula el ciclo de deseo, acción, apego, temor, ira.

En el verso 56 vuelve a señalarlo:

«Aquel que no es afectado por las adversidades, que no desea vehemente los placeres y que está libre de anhelo, temor e ira, se dice que es una persona sabia cuyo conocimiento permanece».

Por tanto, la solución de raíz se encamina por poner en cuestión el sentido de limitación hasta que éste sea completamente asimilado tal. Para el shita-prajña la visión de la realidad es advaita (no dual) y por tanto siempre se encuentra en plenitud,  tal y como señala el verso 70 utilizando la analogía del océano:

«Así como las aguas entran en el océano que es pleno y apacible, así también el sabio en quien entran todos los objetos, obtiene paz (permanece inmutable); mientras que el que desea objetos no obtiene paz».

 

(Continuaremos con esta sección en el próximo artículo)

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