El liberado en vida feliz en sí mismo. Verso cintuenta y uno

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bāhyānityasukhāsaktiṁ nitvātmasukhanirvṛtaḥ

ghaṭasthadīpavacchaśvadantareva prakāśata

[El liberado en vida], habiendo abandonado el apego al placer de las cosas externas y perecederas, satisfecho con la felicidad del ātman, brilla para siempre interiormente, como una vela dentro de una vasija.

Bāhya-anitya-sukha-āsakti, apego al placer de las cosas externas y perecederas Śaśvat, eternamente
Hitvā, habiendo abandonado Antar, internamente, dentro
Ātma-sukha-nirṿtva, satisfecho con la feliciad del ātman Eva, justamente, precisamente
Ghaṭa-stha-dīpa-vat, como la vela que está en la vasija pra√kāś, iluminar, brillar

Āsakti es agarrarse, aferrarse a algo, es una relación de dependencia. El verso dice que este liberado en vida (jīvan mukti) ha abandonada el apego al placer de las cosas externas (objetos, situaciones, personas…) y perecederas, bāhya-anitya-sukha-āsakti hitvā. La creencia popular consiste en asumir que si se abandona el apego al placer de las cosas externas, nos quedaremos vacios, nos quedaremos sin nada. El verso señala que es un abandono del apego, no de las cosas en sí mismas. En estos placeres externos hay un placer temporal, anitya sukha. En esto consiste la vida del devenir (saṁsāra). Hay placeres y conforts simples, y hay una dependencia de ese placer. El verso no dice que abandone esas cosas externas ni el placer, se pueden mantener, pero es necesario abandonar el apego o dependencia de ellos teniendo en cuenta, además,  que son temporales.

En veda̅nta decimos que tú ya eres sukha. El placer o felicidad temporal procede de ti, de ātma. ¿Cómo se va a abandonar la dependencia de esos placeres externos y temporales que consideramos como fuentes de felicidad? A menos que descubra algo mejor. El verso dice que el liberado en vida está satisfecho consigo mismo, es feliz en ātma sukha, su felicidad está puesta enteramente en ātma sukha.

Es como el azúcar que es dulce en sí mismo. El fuego es caliente en sí mismo. Lo mismo sucede en ātma, soy feliz porque soy felicidad. No soy feliz por otra cosa, otra cosa es anitya (atemporal), y por tanto, sujeto a cambios. No soy feliz por alguien porque ese alguien siempre le exijo que esté de buen ánimo, que sea consistente, sin embargo, el ánimo cambia y crea un problema de inconsistencia. El verso recomienda abandonar la dependencia, y quizás así, también puedes disfrutar de esa persona. Si hay dependencia no disfrutas porque estrangulas a la persona. Puedes disfrutar del mundo cuando no dependes de él. Cuando no lo necesitas.

Si una lámpara se mantiene dentro de una vasija que no está abierta o expuesta al viento, ésta no tiembla y su llama permanece tranquila. Nada la disturba. En esta luz de la lámpara puedes leer porque la luz es estable. Es la luz del conocimiento. El conocimiento de ātman ha eliminado la ignorancia sobre mí mismo, y la persona es tan imperturbable como la lámpara dentro de la vasija.

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