El ātman es omnipresente, no depende de los puntos cardinales, ni del espacio ni del tiempo, etc. Verso sesenta y ocho

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digdeśakālādyanapekṣya sarvagaṁ
śītādihṛnnityasukhaṁ nirañjanam
yaḥ svātmatīrthaṁ bhajate viniṣkriyaḥ
sa sarvavitsarvagato’mṛto bhavet.

El ātman es omnipresente, no depende de los puntos cardinales, ni del espacio ni del tiempo, etc. Es puro, es la beatitud permanente que surge de la destrucción de [los contrarios como] el frió [y el calor], etc.  Aquel que, habiendo abandonado la acción, venere el santuario de su propio ātman, es omnisciente, omnipresente, inmortal.

 

Dik-deśa-kāla-ādi-an-apekṣya, que no depende de los puntos cardinales, el espacio, el tiempo, etc Viniṣkriya, sin acción
Sarva-ga, omnipresente Tad, aquél
Sīta-ādi-hṛt-nitya-sukha, felicidad eterna que surge de la destrucción del frio, etc Sarva-vit, omnisciente
Nirañjana, puro Sarva-gata, omnipresente
Yad, aquél que, quien a-mṛta, inmortal
Sva-ātma-tīrtha, orilla sagrada del propio ātman √bhu, ser, existir
√bhaj, alcanzar, adorar, venerar

En el anterior verso se hablaba de los lugares de peregrinación (tīrthas) y cuando se habla de éstos se suele comentar los resultados o beneficios (tīrtha phalas).  En los sitios de culto y peregrinación hay determinadas normas para realizar los sacramentos y las liturgias. El lugar (deśa), el tiempo (kāla), la dirección, etc. Por ejemplo, uno de los rituales más comunes para un hindú es el sandhya-vandanam donde uno ha de dirigirse hacia dónde está el sol situado para invocar a los diferentes aspectos de la divinidad. Se realiza a unas horas determinadas y en unos lugares concretos. El que realiza este ritual de sandhya-vandanam se dice que es un hacedor (kārta).  Para hacer un peregrinaje y para recibir los beneficios o resultados ha de existir un hacedor. En el verso habla de aquel que es viniṣkriya, es decir, que esta libre de la condición de agente, de hacedor, no porque esté inactivo sino porque sabe que el hacedor es ātma pero ātma no es el hacedor. Aquél que sabe esto se convierte él mismo en un lugar de peregrinaje (tīrtha) para otros. Para esta persona no hay dirección, lugar, tiempo, no hay requisitos. Ātman lo abarca todo, no tiene opuestos como el frío y el calor, sīta-ādi-hṛt,  es de una beatitud  eterna, nitya sukham. Una peregrinación da felicidad pero es una felicidad temporal. Las peregrinaciones y éstos actos ritualísticos, entre otras disciplinas,  consiguen como resultado (karma-phala) la purificación progresiva de la mente (antah-karaṇa-suddhi) al neutralizar los los apegos y aversiones (rāga-dveṣas), y, como consecuencia, van creando una personalidad madura capaz de asimilar ese conocimiento.

Sin embargo, ātma es nirañjana, puro, libre del pecado. Aquel que sabe que todo es Brahman, que es ese Brahman, esa persona es llamada sarva-vit, el que lo conoce todo, aquél que no está localizado en un lugar, todo está localizado en Él. Este tiītha no está localizado, es libre de la mortalidad, mrtah bhavet, y esta persona obtiene la liberación, mokṣa, no está sujeto al tiempo, no hay más nacimientos,  janma, no hay marana, no hay devenir, la vida del «yoyó» desaparece. Soy ātmabodha. Este es también el nombre del libro.

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