Verso treinta y cinco del Ātmabodha

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ahamākāśavatsarvaṁ bahirantargato’cyutaḥ
sadāsarvamah
̣ siddho niḥsaṅgo nirmalo’calaḥ

Como el espacio, estoy en el interior y en el exterior de todo, soy imperecedero, siempre igual en todo, completo, sin apego, puro, inamovible.

 

Aham, yo Sarva-sama, igual en todo
Ākaśa-vat, como el espacio Siddha, completo, ya logrado
Sarva, todo Niḥ-saṅga, sin apego
Bahir (fuera)-antara (dentro)-gata (que está en), que abarca por dentro y por fuera Nir-mala, puro
Acyuta, imperecedero A-cala, sin movimiento, inamovible
Sadā, siempre

 

Yo (aham) soy como el espacio (ākaśa), soy todo lo que está aquí, lo externo y lo de dentro o interno. Estoy presente y disponible en todo. Abarco todo. Lo que está fuera es lo que es externo a mis sentidos, externo al cuerpo. Lo normal es pensar que no abarco todo. Esta es la idea común. Normalmente, pienso que abarco hasta mi cuerpo, sin embargo, desde el punto de vista de ātma, de la consciencia, ¿Dónde empiezo? ¿Cual es la distancia entre la consciencia y las estrellas? Las estrellas que ves o que imaginas están dentro de la consciencia, tú percibes estrellas, y éstas son vistas, son objetos de la visión, y por tanto, objetos de percepción dentro de la consciencia. De modo que, no puede haber distancia entre la consciencia y el espacio. El espacio es consciencia y el espacio lo abarca todo. No haces un viaje para encontrar dónde está el espacio. El espacio está fuera y dentro del cuerpo pero el espacio no es omnipresente, y, sin embargo, ātma sí. ¿Por qué? El espacio no abarca la consciencia, y la consciencia sí que abarca el espacio. El espacio no puede objetivar y abarcar la consciencia, empero, la consciencia sí, incluso la consciencia puede descartar el espacio. En el sueño profundo (no onírico) no hay espacio. El espacio no puede objetivar el YO, YO objetivo el espacio; el espacio se vuelve un objeto de consciencia. Yo abarco todo.

La palabra acyutah indica el que no tiene ningún cyuti, ninguna deterioro o decaimiento, no desaparece, no se exhausta. En los rituales védicos contamos con un mantra muy antiguo que dice:

Om Acyutayaḥ Namaḥ, Om Govindaya Namaḥ, Om Anantaya Namaḥ.

Los swamis ortodoxos llevan una botellita de agua para poder hacer este ritual durante varios momentos en el día. Es un ritual para la purificación de la mente (antah-karaṇa-suddhi). Con este ritual nada te disturba, es un muy bien ritual. La palabra ananta significa lo ilimitado, tanto en términos espaciales como temporales. Govinda es aquel que es descubierto en las palabras de la escritura (śastra), gośabda es śabda, gosuvindate, el que obtiene (lávate) y está presente, el que es encontrado en las palabras, por las palabras, el que está en las palabras de la escritura (śastra).

Ātma es siempre el mismo, sadāsarvamaḥ, en todos los avastā (estados de experiencia). No sufre cambios; no puedes decir que en esta semana mi ātma está cambiando. Si dices eso, estás acabado. Ātma nunca cambia, sāda samaḥ. Puedes tener experiencias de altibajos pero ātma es siempre el mismo en todo, sāda-sarva-samaḥ.

La palabra siddha significa «ya logrado». No necesitas establecer ātma, no necesitas crear ātma. Por eso el mahā-vākya, la gran sentencia, dice: «Tu eres eso (Brahman)». No decimos, «Tu te convertirás en Eso (Brahman)». La segunda expresión es totalmente diferente a la primera. Tú eres eso, tú eres siddha, ya logrado, ya existente.

La palabra nisangah significa «carente de apego», sin embargo, no necesitas desapegarte, las personas dicen que has de desapegarte. Pero, ¿cuándo te has apegado? Ātma es siempre asaṅga, libre de cualquier involucración.

Otra vez se repite en el verso la palabra nir-mala (puro), ātma es siempre puro. Sólo has de mantener el cuerpo, la mente y el ego limpios. Ātma es siempre limpio.

La palabra acalaḥ significa inmutable, sin movimiento. Algunos dicen que acalaḥ es una vibración espiritual; hoy en día se dice cualquier cosa, todo lo convierten todo en vibración; ātma no vibra, es siempre la misma, acalaḥ.

  1. Dani dice:

    Falta el verso 35. Gracias. Saludos.

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