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El odio (I).

Escrito en General el mayo 4th, 2014 por Oscar Montero – 3 Comentario

Os dejo otra meditación guiada que transcribí de un cd-audio de Swami Paramarthananda.

«Uno de los problemas mentales u obstáculos más comunes que hemos de encarar es la presencia de sentimientos dolorosos en la mente. Presencia de dolor, presencia de sufrimiento en la mente. En las transacciones del día a día, hemos de tratar de forma regular con diferentes tipos de personas y no tenemos el control sobre su comportamiento, palabras y acciones. Como resultado, muy a menudo. Sufrimos por el comportamiento, acciones y palabras de los otros. Este dolor es una herida, una herida en la mente. Y durante el trascurso de nuestras interacciones acumulamos muchas heridas, algunas de ellas superficiales, otras se van hundiendo más profundamente. Estas heridas se acumulan según nos hacemos cada vez más  mayores y toman el control de la mente.

Si la herida es física, sabemos como tratarla. Pero cuando la herida es mental, quizás no sepamos cómo tratarla y, a menudo, ésta profundiza cada vez mas.

 Este tipo de dolor puede crear muchos problemas psicológicos. Pueden causar introversión, sentimientos intensos de revancha, un complejo de inferioridad e intolerancia. Y cuando una mente así estudia Vedanta,  la enseñanza de Vedanta aparece como insignificante o no puede ser asimilada en absoluto. Por tanto, el dolor ha de ser sanado, la herida ha de ser tratada.

 Uno de los métodos para resolver este dolor es expresar los sentimientos de dolor y compartirlos con alguien amado. Podemos ver personas que se desmoronan o lloran en el momento que expresan su dolor. Y existe un gran alivio después de expresarlo. Sin expresión quedan suprimidas e internalizados. La expresión puede ser de muchas formas, hablar con amigos, escribir los sentimientos, etc.

 Y el método prescrito en nuestra religión consiste en dirigirse y expresar nuestros sentimientos en frente del Señor. Puede que no haya personas disponibles para escucharnos, sin embargo, el Señor siempre está disponible. No siempre las personas tienen tiempo, Dios tiene todo el tiempo del mundo para escucharnos. En mi oración puedo expresar mis sentimientos de dolor. Puedo abiertamente derramar mis lagrimas. Puedo aliviar la herida desde mi corazón. Y después de cada oración, siento la ligereza del corazón».


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