Seis ventajas de seguir un programa fijo de práctica en yoga

Todo son ventajas cuando decidimos comenzar un programa de práctica diario que incluya secuencias fijas y estructuradas. Por citar algunos beneficios, cabría señalar entre ellos: La satisfacción del deber cumplido, ahorro de tiempo, la fiabilidad en los resultados, la seguridad en la práctica, la consistencia en el tiempo y el sentido de dirección.

Satisfacción del deber cumplido
Existe una doble satisfacción al completar una secuencia sin saltarse ejercicios. La satisfacción corto-plazista nada más terminar la serie, y la alegría largo-plazista de haber sido capaz de concluir un programa de práctica de varios meses. Estos logros tanto diarios como al mirar atrás en el tiempo aportan cierta confianza y seguridad en uno mismo. Confianza que va fortaleciendo poco a poco una personalidad estable, y que con cada pequeña victoria diaria derrota los males físicos y morales.

Ahorro de tiempo
Elegir un programa fijo disminuye el tiempo de práctica total y aumenta el tiempo de práctica real. Si contamos con un programa fijo no necesitamos pensar ni elegir la secuencia, las posturas que vamos a desarrollar, los tiempos de permanencia y no malgastamos el tiempo en decidir si la secuencia es correcta o no.

Fiabilidad de los resultados de práctica.
Si decides sacarte de la manga una secuencia inventada parcial o totalmente, ¿Cómo sabes con certeza que el diseño de la secuencia es correcto? ¿Cómo aseguras que los resultados van a ser adecuados? Existen muchas variables sobre la secuenciación que seguro desconoces si no has sido entrenado y has seguido programas “oficiales” durante largas temporadas. Así, es mucho más recomendable seguir secuencias ya probadas por la familia Iyengar o por profesores que están en contacto con el método de forma asidua. Si no tienes acceso regular a profesores certificados y no te queda más remedio que practicar por tu cuenta, lo más adecuado sería que al menos pudieras visitar o hacer un curso de vez en cuando y estar en contacto con un profesor de confianza. Y si aún así tan poco es posible, puedes comprar libros de la familia Iyengar como “Luz sobre el Yoga” y “Yoga para la mujer” que cuentan con series definidas para practicar en casa.

Seguridad en la secuencia
Una secuencia mal diseñada podría provocar problemas de salud y psicológicos si se práctica de forma incorrecta en el tiempo. Si no se cuenta con los conocimientos técnicos adecuados de cada āsana y no se conoce el arte de la secuenciación, lo más seguro es seguir secuencias oficiales y probadas.

Consistencia en el tiempo
Para que la práctica de āsana y prānāyāma pueda dar frutos, el adepto al yoga ha de mantener su disciplina de forma prolongada e ininterrumpida con secuencias que se han de repetir de forma continuada. La repetición es clave para habituar al cuerpo y la mente a conocer los entresijos de las secuencias. La repetición ayuda con el tiempo a ir reconociendo las sinergias y efectos que cada postura añade a la totalidad de la serie. Una postura colocada en un orden distinto contará con efectos diferentes si se emplaza detrás de otra āsana distinta. Y estos efectos no se pueden reconocer si cada día picoteamos con series diferentes y no nos casamos con una seria durante una buena temporada. La asimilación de una secuencia requiere — como sucede con una buena comida— mucho tiempo de cocción. No deberíamos consumir las āsanas-prānāyāmas como si fuesen comida fast-food.

Sentido de dirección
Si la secuencia se deja abierta antes de práctica y durante la misma, no nos concentramos de la misma manera que si sabemos de antemano el recorrido, la duración y el objetivo.  Además, si ese camino ha sido trazado cientos de veces, el aroma que desprende la secuencia bañará con un perfume mucho más sublime al adepto que consiga penetrar con viveza los recovecos de cada percepción. Así, los límites que impone la secuencia fija facilitan un sentido de dirección que llevaran en volandas a aquel adepto que pueda mantenerse comprometido con su disciplina y estudio.

Con todo lo dicho, os animo a que comencéis, sino lo habéis hecho ya, un programa de práctica fijo y que lo mantengáis noventa días, o cómo mínimo cuarenta, pero sin fallar un solo día. Probadlo y compartid en los comentarios de este post los cambios que notáis en vuestra vida al incorporar una disciplina estable en vuestros hábitos personales.

¡Buena práctica!

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