La visión védica de Dios

Descarga el artículo en PDF

Por Swami Dayananda Sarasvati.
Traducido por Gloria Alcaide. Revisión Oscar Montero.
Fragmento de una conferencia en Arsha Vidya Gurukulam.

La visión védica de Dios es única. A pesar de que el asunto de Dios no pretende estar abierto a opiniones o ser objeto de especulación, encontramos que el concepto de Dios difiere de persona a persona y de religión a religión. Si hay un Dios, ¿por qué hay tanta diferencia en cómo las personas ven a ese Dios? La repuesta está muy clara. Dios es un ser del que uno no sabe, y, sin embargo, a pesar de que uno no lo conozca, no se puede remediar decir algo sobre él.

complete

El Vedānta, que se encuentra al final de los cuatro Vedas, tiene algo que decir sobre Dios. En realidad, Vedānta es el instrumento de conocimiento, o pramāṇa, disponible para conocer cosas que no podría conocer a través de ningún otro instrumento como percepción, inferencia y presunción. A pesar de que pramāṇa se traduce generalmente como “autoridad”, la traducción literal es “aquello que es instrumento para proporcionar conocimiento”. Pramāyāh karaṇam. Pramā o significa “conocimiento”. El sufijo ana (lyuț) indica el karaṇam, o instrumento. El Veda es un instrumento independiente de conocimiento porque la materia del Veda consiste en aquellas cosas a las que mis sentidos y otros instrumentos de conocimiento no tienen acceso. Cada instrumento de conocimiento es independiente y válido en sí mismo. Por ejemplo, tanto mis ojos como mis oídos son pramāņas. Sin embargo, el conocimiento que mis ojos pueden proporcionar, no pueden proporcionarlo mis oídos, e inversamente, la información que mis oídos pueden proporcionar, mis ojos no pueden. Del mismo modo, y de forma general, lo que se comprende mediante la inferencia no está al alcance de la percepción en el momento que hacemos la inferencia. De manera similar, hay ciertas cosas de las que se habla en el Veda a las que no tendríamos acceso de otra forma. Por tanto, el Veda es considerado como un pramāņa.

En la tradición Védica, un nāstika es aquél que puede creer en Dios, sin embargo, no acepta al Veda como pramāņa. Por otra parte, aquel que acepta el Veda como pramāņa es un āstika, incluso si dice que no hay Dios, como el Sāņkhya, por ejemplo. Sāņkhya es una escuela de filosofía propuesta por Kapila, que fue una persona de un gran intelecto. Sin embargo, su conclusión de que no existe Dios fue desafortunada. ¿Por qué no dejamos a Dios en paz? Dios es el ser del que más se ha abusado. De hecho, se requiere nada menos que a Dios para ser capaz de manejar el abuso del que Dios es objeto. Le llamamos con diferentes nombres: Dios es un castigador, Dios es terrible. Pero al mismo tiempo, también es muy amoroso. Varias teologías nos dan el doble mensaje: “El te quiere, ten cuidado”. Es como decir “Te quiero, sal de mi vista”. Puedes solicitar indulgencia a una autoridad terrenal pero Dios no parece estar disponible para peticiones de gracia. Aquí, en la tierra, al menos, si estás sujeto a la pena capital, puedes ser capaz de obtener ayuda de una organización de derechos humanos. Puedes tener un aplazamiento en el último minuto. No así cuando estás sujeto a la sentencia de Dios. Irás al infierno para siempre. Es gracioso que haya teólogos que intentan establecer que cuando Dios dice: “¡Vas al infierno!” realmente quieren darle ese significado. Por tanto, las personas tienen diferentes conceptos de Dios. Incluso la persona que dice: “No creo en Dios”, sólo está desechando su concepto de Dios. Cuando se le pregunta de qué Dios está hablando, el dirá: “Ya sabes, el Dios que se sienta en el cielo y sacó (de la nada) todos estos planetas. No creo en ese Dios”. Estaría de acuerdo con esta persona en que ese Dios no existe. En realidad, lo puedo probar. Dios no es una materia para creer o no creer. Incluso la persona que desecha a Dios está sólo desechando su propio concepto de Dios. Siendo una persona racional, tiene que desechar ese concepto. Pero tanto si se desecha o no, siempre se tiene algún concepto de Dios.

swami-dayanandaEs como la situación en que me encuentro cuando viajo. Las personas que me miran tienen que hacer algún comentario, algún juicio sobre mí. Tienen que aceptarme, desecharme, o hacer algún comentario porque tengo una pinta graciosa. Una vez que estaba saliendo de un hotel, una mujer me señaló y dijo “¡Mirad!¡Lo que no hará un hombre para llamar la atención!” La gente tiene que hacer juicios, incluso cuando ven la foto de un swami. Muchas personas, sin saber nada sobre Vedanta, han venido a mis conferencias públicas. Incluso en un sitio nuevo, donde no era conocido, la gente venía a mi conferencia. Cuando pregunté por qué venían, dijeron que era porque habían visto una foto. Por tanto, ellos tuvieron que arreglárselas con la foto para darle sentido; necesitaban hacer un juicio. Pudieron decir “Oh, un tipo extraño ha venido de la India”, o “Otro swami está aquí”. Debieron decir algo porque tenían que arreglárselas con aquella foto de alguna u otra manera. Aunque un swami[1] no es una persona que da problemas, las personas que vieron su foto si necesitaron darle sentido a aquella foto.

No se puede realmente evitar la cuestión “¿Qué es Dios?” porque es una parte de tu psique. Tanto si aceptas o desechas a Dios, para ti, su existencia se mantiene como un misterio ya que estás inmerso en un estado de cosas que son dadas, y que consiste en determinadas leyes. Estas leyes son muchas y variadas pero forman un universo. Puedes, quizás, reducir incluso la totalidad del universo a ecuaciones matemáticas. Puedes tener diferentes puntos de partida basados en estas ecuaciones y derivar diferentes modelos del universo. Sin embargo, una cosa está muy clara: cualquiera que sea el punto de partida, hay un estado de cosas dadas, un esquema de cosas dadas. Y en este plan de las cosas encuentras que eres una persona, un individuo. Este individuo tiene ciertas dotes, un cuerpo físico que está vivo, que nació vivo, que es capaz de crecer hacia la edad adulta, y está sujeto al envejecimiento y a la muerte. Hay hechos que son dados. Cuando miro este cuerpo encuentro que consiste en ciertas leyes, niyati. El cuerpo está causado y está sujeto a ciertas leyes biológicas. Hay también leyes fisiológicas que gobiernan el cuerpo, y hay definitivamente leyes psicológicas. Por tanto, también, hay leyes que gobiernan tu capacidad para recordar, rememorar. Hay leyes gobernando tus procesos de conocer y de no conocer. Todas estas leyes pueden englobarse en una palabra: “orden”. Hay un orden físico fuera, un orden biológico, un orden fisiológico, un orden psicológico y hay un orden intelectual o epistemológico. Todos ellos constituyen un gran orden que es dado

Dentro de este orden, tienes cierta libertad. Como ser humano, estás dotado con la libertad de desear, la libertad volitiva, que llamas “libre albedrío”. Y tienes la libertad de actuar, de lograr, lo que es también una capacidad. En este orden tengo el poder de conocer, de explorar. Este poder, la facultad de conocimiento, se me da – no es algo que obtendré más tarde. Todas estas capacidades vienen dadas: la sede de la emoción, la facultad de conocer, los órganos de los sentidos, etc. Para que yo tenga la experiencia sensible de este mundo, es necesario— y está implícito— el complejo de cuerpo-mente-sentidos, que es algo dado y es parte de este mundo. Y cuando aumento mi conocimiento y veo el mundo con más claridad, tanto esa capacidad como ese conocimiento me vienen dados

En realidad, tanto nos es dado, nadie puede decir que ha creado algo. Nadie puede reclamar ser la única autor, incluida una persona que haya descubierto algo no conocido anteriormente. Por ejemplo, en las investigaciones científicas fundamentales, una persona puede descubrir una ley, un fenómeno no conocido previamente. Quizás se le dé el nombre del investigador al descubrimiento. Aún así, no podemos decir que sea el autor porque la misma facultad de conocer, de descubrir, estaba dada. Y debe haber sido algo ya existente para que él lo descubriera. Además, las personas que han trabajado en el proyecto hasta entonces también tienen que ser reconocidas. Las generaciones previas de esfuerzos, exploración, investigación y descubrimientos, errores, correcciones, todo ello, ha sido la base. El que ha “descubierto” algo ha tenido mejor visión de las cosas porque se ha apoyado en los hombros de esas generaciones anteriores. Se ha encontrado en un cierto espacio de tiempo y lugar para ser capaz de aprovechar las ventajas de todos estos conocimientos previos que le han sido dados. Y por tanto, hace un descubrimiento. ¿Cómo puede decir “Soy el único autor”? Por tanto, nadie es el autor de nada. Esto es por lo que encontrarás que muchos trabajos en sánscrito no tienen autores. Todos ellos son anónimos. Algunos de los mejores versos son recogidos en un trabajo muy simple conocido como Subāșitāni. Los autores no pueden ser localizados, pero esta no es la cuestión, porque los escritores sabían que ellos no eran los autores. Entendían que estaban dotados con ciertos potenciales, que les venían dados. Incluso el hecho de que hay un potencial viene o dado. Y la capacidad de explotar un potencial que tienes, también es dada. Por tanto, lo máximo que puedes decir es que puedes aprovechar un potencial.

Te encuentras en un mundo que ya está dado y cuentas con un compuesto cuerpo-mente-sentidos dado. Esta es la verdad que nadie puede negar. Esto es por lo que el niño pregunta la cuestión fundamental: “Papá, dime, ¿quién hizo todo esto?” El padre sólo puede decir lo que le respondieron a él cuando era joven y nunca más volvió a cuestionarse. Cuando era joven le dijeron que Dios hizo todo esto, y no investigó más sobre ese asunto. Su abuelo también confirmó lo que su padre decía. Pero el niño no quedó satisfecho. Insistió con la pregunta: “¿Dónde está ese Dios? ¿Le has visto?” El padre respondió “Nunca le he visto; espero verle. Está en el cielo”. La sentencia paterna de que Dios que está en el cielo creó este jagat, el mundo, es una interpretación literal de una sentencia Védica que reza: divitișțhāni sarvam karoti. “Situado en divi, creó todo” Dios es divi-tișțhā, pero no debe establecerse una interpretación literal. Divi puede significar “en el cielo”, o más apropiadamente en este caso, “en su propio efulgencia”. Por tanto, la traducción correcta debería ser “establecido en su propia efulfencia, en su propia gloria, él creó todo”. Desafortunadamente, se toma literalmente como: “Dios en el cielo creó este mundo”. Esta acepción crea un desdoblamiento cosmológico y psicológico. Y esto se propugna así desde todos los púlpitos. Por esta razón, un hijo o hija, quizás de tan sólo 4 o 5 años, preguntará: “¿Quién creó el cielo, papá?” El padre muy serio dice “Dios”.

—Papá, ¿quién creó el cielo?—

—Dios creó el cielo—

—¿Dónde estaba Dios antes de que Dios creara el cielo?—

Y el niño tiene que enfrentarse con la única respuesta posible: el infierno. Dios desde el infierno creó el cielo. El infierno era muy caliente, realmente no podía sentarse allí.] Refrescar todo el infierno es un infierno de trabajo, y por tanto, Dios fue al cielo y dejó el infierno para algunas personas. Pero aún continúa el interrogatorio que hace el niño: “¿Quién creó el infierno?” Finalmente, el padre tiene que decir que Dios creó el infierno. “¿Dónde estaba Dios antes de crear el infierno?” La única respuesta que le queda al padre es; “Cállate. Preguntas demasiado”. Siempre que no puedes responder, usas la autoridad para sofocar más preguntas. Usar un lenguaje abusivo cuando no puedes responder es un viejo truco.

Pero esta mente incipiente y en formación, llena de frescura, no abandona fácilmente el interrogatorio. Durante mucho tiempo el niño persiste antes de abandonar. Después cierra la boca y la mente al tema fundamental, a esa cuestión inevitable. Posteriormente, puede concluir que no se puede conocer a Dios, diciendo “Soy agnóstico. No digo que Dios exista pero tampoco que si exista”. Relega el tema al fondo del armario, detrás de cuestiones más importantes como cuánta pasta dispone en su tarjeta de crédito. Cuando se trata de si Dios existe, su mente está ampliamente abierta y puede ir en cualquier dirección, como una autopista.

Pero al menos no se limita a decir “Sé donde está Dios, está en el cielo”. Esta persona habría dejado de pensar y sólo cree lo que le dijeron. La cuestión, sin embargo, nunca se abandona. ¿Sabes por qué? La cuestión está simplemente latente, adormecida, porque, como ser racional, buscas una respuesta. Y nunca debes desechar tu propia razón. Había una persona que decía: “No seas tan racional”. Le pregunté por qué. “Porque eso hace la vida miserable”, me dijo. El usaba la razón dándome la razón de su conclusión, y estuvo discutiendo conmigo durante hora y media, sólo para probar que él no era racional. Fue un poco chistoso. Básicamente, eres una persona racional porque viveka, el discernimiento, es tu dotación básica. Y es es posiblemente tu mejor dotación. Es la diferencia entre una persona que indaga y una persona que no. No podemos simplemente vivir nuestras vidas dejando esta pregunta sobre Dios para que la discutan los filósofos o algunos swamis. Esto no es posible porque esta cuestión afecta mucho a tu vida personal.

A menos que esta cuestión sea respondida en cierta medida, existirá un sentido de inseguridad e incertidumbre sobre uno mismo. Todos nacen indefensos, y para compensarlo, nacemos con una capacidad de confiar totalmente. Cualquiera que sean las manos que cojan al bebé, este confiará plenamente en esas manos, gracias a Dios. Un bebé no siente o carece de desconfianza, el bebe tiene una total confianza. Tiene que tenerla, porque está indefenso. Si tú te sientes impotente, tienes que buscar ayuda. Eso es vivir inteligentemente. Y cuando alguien se ofrece a ayudarte, necesitas poder confiar en esa persona. Si alguien te ofrece ayuda pero no confías del todo en él, entonces ¿cuál será el resultado? Un bebé nace indefenso y por tanto, necesita confiar. Confía totalmente, pero lentamente pierde la confianza. Esto se debe a que para el niño que está creciendo, el padre y la madre son infalibles, todopoderosos, hasta que aparece una cucaracha. Entonces el niño corre a la madre, pensando que la madre es infalible y que ella lo cuidará. En realidad, sólo después de haber corrido a su madre, el niño es capaz de mirar al insecto. Cuando el niño está con su madre, no hay problema, el niño puede mirar a la cucaracha. Esto quiere decir que el niño confía en la madre. Entonces la madre llama al padre. “No te preocupes, llamaré a papá”. Así es como empieza la erosión de la confianza. Por tanto, mamá es falible. Pero entonces, papá debe ser infalible. Y papá —un tipo grande— viene y dice, “Oh, esto es sólo una cucaracha, no te preocupes” ¡Llama por teléfono a los bomberos!

Sólo estoy dando un ejemplo exagerado. Pero es así cómo el niño pierde la confianza. Pierdes la confianza, y después, toda tu vida, estás buscando lo infalible. En realidad, toda tu vida es una búsqueda de lo infalible y, a no ser que descubras lo infalible, te sientes inseguro. Pero los conceptos de Dios, que escuchamos desde diferentes púlpitos religiosos son sólo falibles; Estos pulpitos presentan rasgos que han de ser superados. Por ejemplo, me han dicho que no puedo permitirme emitir juicios. Pero el mismo Dios se presenta como enjuiciador. En el día del juicio, él te juzgará. Cuando presentamos a este Dios como el que enjuicia ¿dónde queda la infabilidad? ¿Cómo una persona puede enjuiciar y mantenerse infalible? ¿Y cuál es la base de su enjuiciamiento?

Estos conceptos de Dios, que están flotando alrededor nuestro, son realmente dañinos para el bienestar psicológico de un ser humano. Dios se presenta como todas las cosas buenas, y se dice que todas las cualidades opuestas (defectos) pertenecen al diablo, Satán. Entonces tienes una división vertical justo en tu psique. La persona, la personalidad, está dividida. Y debido a este desdoblamiento, sientes que no puedes permitirte tener envidia porque si sientes envidia, entonces el demonio ha entrado dentro de ti. Pero aún así, tienes envidia debido a algunas razones psicológicas, quizás debido a las circunstancias durante tu crecimiento. Cuando alguien tiene algo que tú no tienes, entonces te sientes envidioso. Puedes decir “No lo estoy”. Entonces, ¿cómo estás? “Sólo me siento triste” ¿Por qué te sientes triste? “Porque no tengo lo que tienen otros” ¿Qué significa esto? De acuerdo, te sientes triste ¿disfrutas, al menos, de la felicidad que siente otra persona? “No, no puedo disfrutar con que otro sea feliz. Me enfada”. Esto es lo que se llama envidia, la aflicción que surge al contemplar la excelencia de otro es envidia parautkŗșțam drstvā jāyamānas santāpaḥ mātsaryam. Este santāpa, dolor, que aparece cuando ves a otra persona siendo feliz se define como envidia. Al menos, piensas que la otra persona es feliz. En tu envidia, no puedes más que pensar que ella es feliz, aunque puede incluso que no sea verdad. Si fueras a preguntar a esa persona, puede que te conteste justo lo contrario. Había una persona que no pudo casarse, y se puso muy celosa cuando alguien que conocía se casó. Pero la persona que se casó vino a mí y me dijo:”Swamiji, quiero ir contigo y ser un sannyāsi (un renunciante)”. De todo esto, podemos comprender que es nuestra propia proyección. Pensamos que otros son felices, lo que no es totalmente cierto, y por tanto, nos sentimos envidiosos. Podemos deshacernos de esta envidia, pero no achacando los celos a una acción de un supuesto Satán. Satán no está sentado en algún lugar, empujando los celos en tu cabeza, decidiendo: “A ver, por ejemplo, este tipo de ahí va a tener celos hoy. Permítele que tenga un poco de odio”. No existe esa división vertical. Si existiera Satán, incluso él no podría estar separado de Dios. Por definición, Satán no podría existir.

La visión Védica de Dios es una visión completa, sin ese desdoblamiento. Y a pesar de que es un hecho, y no simplemente una opción que uno pueda elegir, hay una necesidad de calificarlo como “Védico”, por la desafortunada razón de que existen versiones duales de Dios. Y la verdad es que no pueden existir muchas versiones de Dios. Como el hecho de que uno más uno es igual a dos, la verdad sobre la naturaleza de Dios no está abierta a adaptaciones. No puedes elegir que uno más uno sea igual a tres. Esa no es una opción cultural. No es como elegir un estilo de música. Por ejemplo, la música india como la música occidental, tienen su propia belleza. Una no es más grande que la otra, y si piensas que una es más grande que la otra, sólo significa que no entiendes la otra. Las cosas son diferentes y tenemos que tomarlas como son; intentamos entenderlas. Cuando este es el caso, cada estilo es válido. La música está abierta a tu elección, pero no que la suma de uno más sea dos. No puedes decir “En mi país, uno más uno es igual a tres”, o “En mi cultura, uno más uno es cuatro”.

Por tanto, tampoco existe opción sobre la verdad de Dios. Si Dios es una realidad, definitivamente tengo que descubrirla. El Veda me dice: “Todo esto, todo lo que se está en el mundo, ha de ser [entendido como] impregnado por Íśvaraīśāvāsyam idaṃ sarvaṃ yat kiňcit jagatyāṃ jagat, La frase con la que empieza la Íśāvāsya Upaniṣad, dice: Todo lo que está aquí es Īśvara (El señor)”. La Íśāvāsya Upaniṣad, se ordena como la primera Upaniṣad en la tradición de estudio. Esto no es porque esta Upanișad sea más importante que las otras, pero las diez Upanișad se ordenan normalmente de este modo: Īśa, Kena, Katha, Praśna, Muṇḍaka, Māṇḍūkya, Taittrirīya, Aitareya, Chāndogya, Bṛhadāraṇyaka. Cada Upaniṣad contiene un diálogo diferente, y como se encuentran al final de los cuatro Vedas, se llaman Vedānta. En la Íśāvāsya Upaniṣad se dice, īśāvāsyam idaṃ sarvaṃ, “Todo lo que está aquí es Īśvara. Por tanto, contémplalo como tal”. Para tu propia salud, mira todo lo que está aquí como Íśvara. No hay nada más que Īśvara. Míralo así. El Veda no está diciendo que hay un solo Dios; dice que sólo hay Dios. Si no ves esto, tienes que probar que no es verdad. No es una cuestión de creencias.

Cuando miro este compuesto de cuerpo-mente-sentidos, que es dado, encuentro definitivamente que lo que pensaba que era hardware no es más que software. Esto es una cosa increíble. Cuando nos centramos en niveles de física cuántica, comprendemos que sólo hay software, todo es conocimiento. Cuando examino una célula, sólo se me abren nuevas áreas a conocer. Esta célula está gobernada por las leyes de la biología, en realidad, la célula es biología, y como tal, tiene propiedades comunes con todas las demás células. Es decir, no hay un paquete de células separadas, aisladas para Swami Dayananda. Y no es que las células del swami sean diferentes, que sean células santas, mientras que las células de la gente que no son swamis no sean células santas. No existe tal diferencia. Las células son las mismas. Incluso aunque me llamen “Su Santidad”, y recibo cartas dirigidas a “H.H.Swami Dayananda”[2], me gusta pensar en “H.H.” como “Holy Hobo”[3] Tengo incluso una camiseta que pone “Holy Hobo”. En América, un hobo es una persona que no tiene cuenta bancaria, ni trabajo, ni familia. Entonces, ¿cómo vive un hobo? Como un sādhu, un mendicante. No hay nada especial o santo en las células que forman a Swami Dayananda. Todas las células están gobernadas por las mismas leyes biológicas. No existe lo sagrado en oposición a lo profano. En realidad, o todo es sagrado, o no existe lo sagrado.

No sólo hay unos elementos comunes, sino que todas las estructuras que veo están organizadas inteligentemente. Si sólo miro el cuerpo físico, veo que consiste en partes que se disponen juntas inteligentemente. Si miro a una planta o a esta carpa donde estamos sentados, puedo ver que está ensamblada inteligentemente. Si una carpa se monta sin inteligencia, podría desmontarse. De manera similar, un coche es un coche porque sus partes están ordenadas e inteligentemente dispuestas. Esta es la razón por lo que se puede emitir el anuncio publicitario de Ford. En el anuncio una voz en off pregunta: “¿Has conducido un Ford últimamente? Se ha usado este anuncio durante muchos años. ¿Sabes por qué? Se supone que van mejorando el coche cada año. Entonces, aunque hayas conducido un Ford el año pasado, no has conducido un Ford últimamente. El año anterior, dijeron lo mismo. Esto muestra que siempre hay espacio para la mejora. Conociendo cómo es la inteligencia y el conocimiento humano, damos por hecho que el coche siempre puede mejorar. El coche nuevo tiene algunos elementos que no se habían incorporado en la edición previa. Dejando de lado la cuestión de si el cambio ha supuesto una mejora o no, la cuestión es que el coche se ha construido inteligentemente. De igual forma, mi cuerpo físico se ha creado inteligentemente. Nadie puede simplemente crear un par de ojos si los míos necesitaran ser reemplazados. Mientras que los órganos no pueden ser creados, algunos de ellos, como los riñones, pueden ser reemplazados mediante un trasplante. El trasplante es una posibilidad en el orden de las cosas. Todo es dispuesto inteligentemente, con la posibilidad del trasplante. No podemos dar por supuesto que no hay inteligencia en algo que ha sido dispuesto, ensamblado u organizado de forma inteligente. A pesar de que no veamos a la persona que tiene la inteligencia para organizarlo todo, no podemos más que reconocer que hay tal ser. Por ejemplo, supón que me preguntases: “¿Quién montó esta carpa donde estamos sentados?” y te dijera: “Oh, esta mañana, simplemente se montó ella sola”. Quizás algunas personas puedan creerlo, porque cualquier cosa pasa como cierta en este mundo actual. Sin embargo, en este campus, en el Arsha Vidya Gurukulum[4], no dejamos que esto pase. Cuestionamos. En el estudio de ārśa-vidyā, el conocimiento de los ŗşis, o sabios, aprendemos a cuestionar con el fin de ver la verdad esencial.

Como vemos que el universo, incluido mi compuesto cuerpo-mente-sentidos, está ensamblado inteligentemente, no podemos sino apreciar que hay un ser inteligente, independientemente de que pensemos que está aquí, allí o en cualquier otro sitio. El cuerpo físico es una maravilla. Su finalidad no es originarte complejos. Su finalidad es servirte, pero se convierte en un lugar de complejos. Que soy negro o que no soy rubio, puede crear complejos en algunas culturas. O que sea rubio puede ser un problema en otras culturas. Las personas tienen complejos, todos debidos a la ignorancia. Hay un autoenjuiciamiento debido a cierta ignorancia básica, ignorancia que también implica la ignorancia de Dios. En realidad la ignorancia básica es la ignorancia de Dios. Este cuerpo físico, con la mente y los órganos de los sentidos, con todas sus facultades, es una pieza maravillosa de la creación. “Creación” sólo significa que se ha creado ensamblado inteligentemente. No significa que Dios ha traído la creación de algún otro sitio. El hecho de que “la creación” es inteligentemente creado dispuesta/ensamblada implica un ser inteligente, un ser consciente. Este ser consciente debe tener el conocimiento de lo que va a ser creado porque la creación presupone conocimiento. El conocimiento tiene que residir en un ser consciente. Cuando hablamos de toda la creación, entonces el ser consciente debe tener el conocimiento de todo; debe ser sarvajña, todo conocedor, sarvavit sarvajñaḥ iti, aquel que conoce todo (en detalle) es sarvajña (omnisciente). El Veda nos dice que Dios es omnisciente en términos de todos los detalles.

Entonces podemos preguntarnos dónde encontró Dios el material para crear este mundo. No pudo pedírselo prestado a nadie, porque no había nadie más para prestárselo; todo tenía que ser creado todavía. El tenía que encontrar el material solamente en sí mismo. Por tanto, en concordancia con la naturaleza de la realidad del mundo, debe haber una causa material. Llamamos a esa causa material prakŗti, y no está separada del ser, puruşa. El Señor tiene que tener ese poder.

Después tenemos la cuestión de dónde se reside Dios; no existe un “dónde” para Dios. La cuestión de “dónde” no viene a cuento, ya que el espacio y el tiempo no habían sido creados todavía. El hecho de que el Señor es la causa material y el hacedor, abre una nueva visión para mí. Todo lo creado de un material no va a ser independiente de ese material, como la camiseta que vistes. Si tu camiseta está hecha de tejido de algodón, no puedes quitar el tejido de algodón y, aún así, vestir la camiseta. Tus ropas están fabricadas con tejido. Si quitas el tejido, ¿dónde están las ropas? Sólo el traje del emperador[5] puede no llevar tejido. La camiseta es tejido, y no hay una camiseta aparte del tejido, mucho menos hay tejido sin hilo. No hay hilo sin fibras, y no hay fibras sin moléculas, y tampoco moléculas sin átomos. Puedes seguir así, pero nada de lo creado puede separarse del material del que está hecho. Los cinco elementos, en el modelo de los Vedas, son manifestados desde Īśvara y constituyen el universo. Estos cinco elementos son: akasa, el espacio, que incluye el tiempo; vayu, el aire; agni, el fuego; apah, el agua; y prtivi, la tierra, sutil y basta. Y este universo incluye el compuesto tripe formado por cuerpo-mente-sentidos. El primero de estos elementos es el espacio, que se manifiesta y proviene desde Īśvara, siendo Īśvara la causa del espacio.

“De ese [Brahman] que, es este ser, surgió el espacio”, tasmād vā etasmād ākāśas saṃbhūtaḥ (TU 2.1.1). Esta es la razón por lo que se da culto al espacio. Al elemento tiempo, kāla, también se le rinde culto en la India. Kāla es el Señor Yama, y a veces se rinde culto a kāla como el Señor mismo, como Kālāgni. Por tanto, estos cinco elementos, los cuales incluyen espacio y tiempo, son el universo, y el universo no es otro que el Señor. El veda no dice que hay un Dios. El veda dice que sólo hay Dios.

Hay una cosa más que está incluida en esta visión: tu, el que toma conciencia “de”[6], aquel que se da cuenta “de”, aquel que es consciente “de”, de por ejemplo, los cinco elementos. Este ser que se da cuenta, que es consciente, es también Īśvara, el Señor. Y esta consciencia es de un orden de realidad diferente, aunque esté dentro y esté impregnado este universo. El universo que consiste en los cinco elementos. Todo lo que está aquí es únicamente Īśvara; Lo que está aquí no está separado de Īśvara. Por tanto, debes mirar el universo como Īśvara, īśāvāsyam idaṃ sarvam.

Cuando se comprende esto, te darás cuenta que todo es sagrado; no hay nada impuro. Sólo somos nosotros los que elegimos ver lo impuro en lo sagrado. Nos ha sido dada la facultad de elegir. Cuanto más aceptamos Īśvara en nuestra vida, más orden habrá. Incluso nuestra envidia, y otras emociones están dentro del orden de Īśvara, y si vemos esto, incluso los la envidia desparecerá. Ya que todas estas emociones están dentro del orden, no hay necesidad de que te condenes. Encontrarás que tu buddhi, tu intelecto, y manas, mente, están infundidos por un orden. El mundo externo está también infundido de orden. Todas las personas están infundidas por el orden. El comportamiento de las personas, sus valores, sus actitudes, todo ello, no son más que expresiones de su procedencia, de su historia y de sus antecedentes, y el orden es una conexión entre la expresión y los antecedentes, la historia de cada persona. Este es el orden psicológico. Por tanto, cuanto más aprecies el orden, que es universal, más reconocerás a Īśvara. En este reconocimiento hay cordura. Entonces podrás aceptarte. ¿Cómo puede alguien estar seguro y relajado sin aceptar a Īśvara? Por tanto, en la Bhagavadgītā y los demás sitios, el Señor Kṛṣṇa dice “Aquellos cuyas mentes están en mi…están siempre satisfechos y felices”, maccittāḥ…nityaṃ tuṣyanti ca ramanti ca, (BG 10.9); y: “Sé uno cuya mente está en mi”, manmanā bhava (9.34; 18.65). En otras palabras, trae más apreciación de Īśvara en tu vida; aunque en verdad, nunca has estado lejos de Īśvara. Esta apreciación hace que te relajes y confíes porque la única cosa que es infalible es el orden. ¿No es cierto? Pueden confiar sólo en este orden, porque sólo este orden es infalible. Este orden también te provee con capacidades y poderes para neutralizar los efectos de las circunstancias que no son aceptables para ti. Esos medios y capacidades son dados; están dentro del orden. También puedo neutralizar mis propias reacciones a las situaciones. Por tanto, sin condenarme a mí mismo, puede hacer mi vida confortable y sana.

Este orden que todo-lo-abarca es el único Īśvara que puedes aceptar. Es una locura aceptar cualquier otro Īśvara, aunque, sin embargo, no necesitas condenar a otros por los conceptos que ellos mantienen. Yo no te estoy dando en absoluto autorización para condenar a cualquier otro por sus creencias. Pero este Dios que hemos expuesto aquí será el único que resistirá un escrutinio; todo lo que está aquí es este Dios. No tengo la carga de probarlo cuando el Veda me dice que todo lo que está aquí es Īśvara, y además de que el Veda lo diga, lo veo (lo entiendo). A pesar de que puedo probar que es verdad, tú asumes la carga de probar que no es verdad si no lo ves. Si no entiendes esto, entonces es tu decisión intentar entenderlo y verlo. Sin intentar comprender, si dices que no existe tal Dios, entonces tienes el deber de probarlo. Y me gustaría escuchar tus argumentos. Entonces puedo mostrarte dónde está el problema, porque no hay nada que creer aquí. Hay algo que conocer. Cuando digo que todo lo que hay aquí es Īśvara, es algo que hay que entender, no creer. Un concepto u objeto que requiere de tu creencia no necesita ser real. Sin embargo, cuando algo puedes ser comprendido, cuando algo puede ser conocido, hay realidad. No es una materia de especulación.

Todo lo que hay aquí es Īśvara. Cuanto más reconozcas a ese Señor, más confiado serás. Cuanto más confiado seas, más sano estarás. Es decir, que puedes relajarte, puedes ser objetivo. Tu subjetividad, que proviene de tus miedos e inseguridades, irá disminuyendo. Cuanto menos subjetivo seas, más estás con Īśvara y esto significa que serás objetivo. Esta es la visión Védica de Dios. No podemos permitirnos perder esta visión.

 


[1] Un Swami es un maestro espiritual

[2] H.H. His Holy, su santidad

[3] Hobo es un vagabundo. Holy Hobo es un vagabundo santo. Obviamente Swamiji emplea en este pasaje un tono humorístico.

[4] Arsha Vidya Gurukulam es una institución de Sánscrito, Vedanta y cultura védica que tiene varias ramas establecidas en India y Estados Unidos. También representa a los discípulos de Swami Dayananda que imparten clases de forma organizada. Puede ver una lista de profesores en www.arshavidya.org

[5] El famoso cuento en el que se relata que sólo los idiotas no podían ver un traje que en realidad era invisible. Nadie se atrevía a comentar que el Emperador iba desnudo por temor a ser tildados como imbéciles.

[6] La persona es siempre el sujeto consciente, siendo la consciencia testigo de cualquier objeto.

  1. Rómulo dice:

    Qué maravilla! Muchas gracias por compartirlo!

  1. There are no trackbacks for this post yet.

Bookmark and Share