Introducción al curso de la Bhagavad Gita (parte VI)

(Continuamos la sección cuarta de la introducción al estudio del capítulo dos de la Bhagavad Gita)

Medios (sādhanas) para hacer firme el conocimiento.

 Del verso 58 al 68 se va a tratar de los medios por los cuales la persona que ha recibido el conocimiento (prajña) ha de convertirlo en sthita (firme). Hay que tener en cuenta que la persona de la que habla no es un cualquiera, sino que se trata de un mumukṣu. ¿Quién es un mumukṣu? Aquel que ha discernido el problema fundamental, distingue perfectamente cuales son los medios y los fines, y ha iniciado el camino como un karma-yogui con la finalidad de erradicar sus apegos-aversiones. ¿Para qué? Para crear en su mente las condiciones necesarias para recibir y asimilar el conocimiento. Este mumukṣu ha recibido la enseñanza, es decir, que ya se ha expuesto a las Upaniṣads, a la Bhagavad Gītā, etc., mediante un maestro competente y está tratando de asimilarlas pero todavía no las ha hecho suyas. Para hacerlas suyas necesitar poner remedio a sus apegos y aversiones,  y para ello, sigue una vida de karma-yoga que hemos visto en los dos anteriores artículos.

El objetivo de esta sección es doble: Primero, entender como se genera el mecanismo que crea el apego-aversión, y como de él nace la ira, el temor, la confusión, la perdida de discernimiento  y memoria, y con ello,  la destrucción de la persona. En segundo lugar, poner en práctica tres disciplinas o medios (sādhanas) para minimizar los apegos-aversiones, y por ende, los conflictos morales y psicológicos.

El problema inicial del ciclo de deseo à apego à temor à ira à confusión, etc., radica, en primer lugar, en los sentidos errantes, que vagabundean en el mundo de los objetos sin ningún tipo de disciplina, y por tanto, se permite que entre en la mente todo tipo de experiencias sin ningún discernimiento —como si las experiencias y objetos fueran inocuos—, y sin que seamos consciente de su legitimidad o beneficio.

Las tres disciplinas.

  • Dama o maestría de los sentidos (indriyā-nigraha).
  • Śama o maestría de la mente (mano-nigraha)
  • Nididhyāsanam o contemplación.

Dama o maestría de los sentidos (indriyā-nigraha).

Dama es el primer nivel de seguridad donde filtramos en qué tipo de objetos de los sentidos queremos fijarnos.  Algunos objetos (entiéndase por objeto: cosas, personas, situaciones, experiencias, ideas …) pueden causar —si se permite— adicciones (apegos) y pueden esclavizarnos, por lo tanto, no es una ñoñería seleccionar qué objetos queremos dejar que entren ya que para que se cree un apego, el primer lugar donde nos detendremos va a ser en las peculiaridades y deseabilidad de un objeto.

El problema viene expresado en el verso 62 y 63:

«En la persona que se detiene en los objetos, nace un apego con respecto a ellos. Del apego nace el deseo y del deseo nace la ira. De la ira viene el la confusión y de la confusión viene la pérdida de la memoria. Debido a la pérdida de la memoria, la mente se vuelve incapacitada y cuando la mente está incapacitada, la persona es destruida».

El ciclo de cómo se produce el apego es este:

Primero se permite que entre en contacto el objeto de los sentidos (viṣaya-praveśah) –> detenimiento en las peculiaridades del objeto (viṣaya-dhyānam) –> imaginación y fantaseo con su deseabilidad (viṣaya-saṅgaḥ) –> determinación de su posesión, experiencia, consumación (viṣaya-kamaḥ) –> si se satisface el deseo puede crear apego (rāga) o temor a perderlo (bahyam) –> sino se satisface puede crear odio, ira (krodha) –> perdida de discernimiento (aviveka) y confusión (sammohaḥ).

Pongamos un ejemplo. Hojeamos una revista y nos fijamos en un atractivo anuncio atractivo de un coche nuevo; no sólo nos detenemos a mirarlo sino que leemos el anuncio varias veces y visitamos la web del fabricante. Hasta consultamos varios foros y preguntamos en dos redes sociales. No hemos dejado únicamente que el objeto entre sino que repetimos (jāpa) los pensamientos sobre su atributos, meditamos (dhyānam) en su deseabilidad, y fantaseamos varias veces con comprarlo (a pesar de que ya tenemos otro). El problema no está en que déjenos entrar al objeto sino que llegamos a concluir que sin la presencia de ese objeto no me veré satisfecho. Si el deseo por el objeto es muy intenso, y no puedo conseguirlo, la ira y frustración será mayor. Y si lo consigo satisfacer, el miedo a perderlo seguirá estando presente.

En el ejemplo hemos puesto un coche insignificante pero la situación vale lo mismo para otros objetos: el comportamiento que esperamos de las personas cercanas, las expectativas que tenemos de un trabajo nuevo, etc. . El inicio de toda frustración e ira comienza en el detenimiento en los objetos y en el fantasear con ellos otorgándoles  expectativas que han solucionar problemas que no les corresponden (seguridad, autoestima, felicidad, etc.). Cuando se instalan emociones como la ira, no hay discernimiento posible ya que éstas arrebatan la capacidad racional de la mente consciente. Con la perdida del discernimiento uno ya no puede analizar si realmente ese objeto es legítimo, moral, dentro de mis capacidades, etc.

Morar en los objetos nos puede dar un paseo sin que apenas nos demos cuenta. Así, es necesario dirigir los sentidos y descartar a voluntad qué objetos queremos que pasen el control de seguridad.

Swami Dayananda suele decir: «Allá donde esté pongamos corazón, la mente seguirá». Nuestra corazón está repartido entre tantos objetos que la mente no está disponible para lo esencial, para lo verdaderamente importante.

Por tanto, dama va a ser un filtrado a nivel de los sentidos para dejar pasar los objetos en los que queremos morar. Por ejemplo, discernir qué libros leemos, que programas de televisión merecen la pena, qué tipo de música escuchamos, etc. Puede ser una selección tanto de entrada como de salida. Un ejemplo de selección de «filtrado hacia fuera»: si estamos muy enfadados y perdemos los nervios, podemos decidir no hablar con la persona enfadada hasta que estemos más tranquilos.

 El verso 60 lo describe muy bien:

«Y cuando, como la tortuga que retrae sus miembros, esta persona es capaz de retirar completamente los órganos sensoriales de sus objetos, su conocimiento es firme».

La persona que quiere hacer firme su conocimiento ha de practicar este dama, esta retirada a voluntad de los órganos sensoriales de sus objetos, de lo contrario, el conocimiento que ha recibido no permanece. ¿Por qué? Porque son las emociones como el temor, la ira, los celos, la ansiedad, etc.,  las que acabarán creando la suficiente agitación como para que la persona no tenga el tiempo ni la tranquilidad suficiente para recibir y morar en la enseñanza.

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