ānanda no es felicidad

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Ātman, el ser, se define como sat-cit-ānanda.  En esta definición en tres palabras, sat se traduce con frecuencia como existencia, cit como consciencia, ānanda como felicidad. Es obvio que estas tres palabras no son adjetivos de ātman,  pero ātman,  se revela en el śāstra mediante estas tres palabras. Si fueran adjetivos, habría muchos sustantivos para  ātma entre los cuales uno se distingue con los atributos especiales de sat-cit-ānanda. Si decimos, “Aquí tenemos un lirio azul, grande, fragante”, estos tres adjetivos distinguen a este lirio de otros que no tienen esos atributos.

Que yo soy es evidente, pero ¿esta existencia del ser es dependiente del tiempo? Si es así, a̅tma es como cualquier otro objeto. Tiene que volverse evidente. Todo objeto se vuelve evidente para el ser. La existencia del ser es evidente. ¿Para quién se vuelve evidente? Tiene que ser evidente sólo para el ser. Cuando la existencia del ser es evidente para el ser, esto se comprende como autoevidente. En realidad, las Upanishads presentan a ātman como satyam, como una existencia evidente, y todo lo demás, incluido el sujeto conocido, como aquello cuya existencia procede de la existencia del ser. Este autoexistente ātman ha tenido que ser autoevidente. De otra manera, no hay forma de reconocer la existencia del ser. Por tanto esta naturaleza auto-evidente es la que se indica con la segunda palabra cit consciencia.  Toda evidencia, siendo conocimiento, existe en la presencia de la consciencia

El autoevidente ātman está en la forma de conciencia revelándose a sí mismo. La naturaleza de sat es conciencia y la naturaleza de la conciencia es sat. La tercera palabra, ānanda, debe tener el mismo estatus que sat y cit, ya que es una palabra que revela la naturaleza (svarūpa) de ātman. Si sat no puede ser desplazado por un pensamiento, y mucho menos cit, ¿cómo puede ānanda, en cualquier momento, ser desplazado por una condición de la mente? Si ānanda se traduce como ilimitado (ananta) no hay posibilidad de que sea desplazado en ningún momento. Si es felicidad, tiene su opuesto, infelicidad, desplazándole.

Por tanto, la palabra ānanda ha causado, de manera muy real, un montón de confusión tanto en las mentes de los buscadores como de los profesores (ācāryas). Sukha, la felicidad,  y duhkha,  el dolor,  son opuestas, y por tanto, son mutuamente opuestas la una a la otra. Cuando está una, la otra no está. Cuando estoy feliz no estoy triste, y cuando esto triste no estoy feliz. Pero la verdad es, que el ser que es sat y cit sostiene toda condición de la mente (vṛtti) como el agua sostiene todas las olas. Cuando la condición de la mente es tanto agradable como desagradable, es sostenida no sólo por sat cit, también por ānanda, porque sat cit es ānanda.

La razón por la que hay tanta insistencia en la experiencia del ser es porque el ser es considerado una experiencia especial de felicidad. Incluso si existe una experiencia especial de felicidad, ¿cómo puede uno reconocer que esa es la felicidad de ātma? De hecho, el sastra es muy claro con que toda experiencia de felicidad no es nada más que una condición de la mente (antaḥkaraṅa) que no se opone a lo limitado del ser. La experiencia común de esta felicidad revela que la situación sujeto-objeto no se opone a lo ilimitado, a la totalidad de Ātman. El no reconocimiento de este hecho compromete a la persona a buscar tal experiencia (de felicidad) con toda la frecuencia y durante tanto tiempo como él o ella puedan tenerla. Esta es la vida del saṃsāra. El śāstra frena este proceso mediante la revelación de que el ātman que uno está buscando es uno mismo. Ānanda nunca es desplazado por ninguna condición de la mente, porque es la naturaleza (svarūpa)  de ātman, como sat y cit. Una condición infeliz de la mente se sostiene por la conciencia que es sat. Si esto es verdad, es ānanda la que sostiene la condición infeliz tanto como la condición feliz.

 

Artículo “Aananda“, Por Swami Dayananda Saraswati.
Traducido por Gloria Alcaide. Revisión Oscar Montero.
Fragmento de una conferencia en Arsha Vidya Gurukulam, 1999.

 

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