A los que no disciernen les parece que Atman actúa. Verso diecinueve del Atmabodha

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Verso diecinueve del Atmabodha

Vyāpṛteṣvindriyeṣātmā vyāpārīvāvivekinām
dṛśyate’bhreṣu dhāvatsu dhāvanniva yathā śaśī

Cuando los sentidos están activos, a los que no disciernen les parece que ātman actúa, igual que la luna parece moverse cuando se mueven las nubes.

 

vyāpṛta, activo, ocupado, atareado dṛś, mostrarse
indriya, sentido abhra, nube
ātman, ātman dhāvat, que corre, corriendo
vyāpārin, que actúa yathā, tal como, como
iva, como saśin, luna
a-viveki, que no discierne, necio

Este ātma-caytania siendo todo-envolvente es incapaz de moverse de lugar, de viajar. Soy libre de todo movimiento. Esta asunción del movimiento es por ignorancia, lo que viaja, en todo caso, es el cuerpo sutil. El cuerpo físico no viaja después de la muerte porque se deshace aquí en la tierra. Entonces confundimos ātman con el cuerpo físico, el cuerpo sutil o la mente. Incluso siendo libre de movimiento, aparece como si viajase. Es una propiedad que transferimos a ātma. El cuerpo, los sentidos y la mente están sujetos al movimiento y la actividad pero no la consciencia (caitanya). Pero por falta de discernimiento, y debido a la confusión, la consciencia parece moverse. ¿Y esta confusión para quién es? Para el avivekinam, para el ignorante, para el que no discierne.

Cuando dos cosas están próximas el atributo de una de ellas es transferido a la otra. Contamos con varios ejemplos a los que ya hemos recurrido. En un día de luna llena experimentamos la luna como si la luna tuviese luz propia. La luna no tiene luz. La luz de la luna es la manifestación de la luz del sol que es refractada en la luna. La luz del sol está en todas las partes del cielo, pero no reconocemos la luz que abarca todo el cielo porque los ojos no pueden ver la luz no refractada, para que se refracte necesitamos un medio o vehículo que sea capaz de refractar la luz. La luna es un medio capaz de refractar la luz del sol. La luz del sol está presente en el espacio, la luz no viaja, es todo envolvente, la manifestación de la luz de la luna parece como si la luz viajase. Y la manifestación de esa luz es por el viaje del vehículo o medio (la luna), sin embargo, damos por hecho que la luz del sol viaja. ¿Cuál es la verdad? La luz está manifestada en el punto uno ahora mismo, y después de varias horas la luz se manifiesta en punto dos. La luz no ha viajado, Se ha manifestado en un lugar y luego otro por el movimiento del vehículo o medio. Igualmente, la consciencia no viaja. Según el cuerpo se mueve parece que la consciencia se mueve. El «YO» no se mueve, todo se mueve en mi. Esta es la visión del conocimiento de ātma (ātma jñānam).

Śaṅkara da otro ejemplo en el verso. Cuando las nubes se mueven, la luna aparece como moviéndose. El movimiento de las nubes es transferido a la luna. Igualmente, todos los errores como: soy viejo, estoy enfermo, voy a morir, son errores porque asumimos que somos el cuerpo.

La consciencia es el principio que no cambia y no tiene actividad. Las actividades pertenecen a los tres cuerpos y a los cinco kośas. Si la consciencia no tiene ningún papel, ¿por qué deberíamos aceptar su propia existencia? ¿Si ātma no juega ningún papel por qué aceptas su existencia? Ātma no hace nada, sin embargo, todo ocurre por la presencia de ātma. Como la pantalla en una película. ¿Es la pantalla el héroe o el villano? La pantalla no hace ningún rol en la película, pero sin sin ella, no hay película. Ātma es como el espacio, en su presencia todo ocurre. Soy como la luz del sol. Si no hay luz no podrás hacer ninguna actividad porque todo estaría oscuro. La luz no tiene ningún rol pero la presencia de la luz es necesaria para que se den las actividades. En mi presencia todo sucede, no hago nada. El mundo depende de ātma. Depende de ātma para dos cosas: existencia y consciencia. Ambas son prestadas por ātma. Como el tigre en el sueño. El durmiente en estado de vigilia facilita la «esidad» para el tigre aunque el durmiente no tenga ningún rol. ¿Cómo lo sabes? En el momento que el soñador se despierta el tigre desaparece. La consciencia del tigre desaparece. Toda la creación toma prestada la existencia de MI, de ātma únicamente.

Vimos en los primeros versos que podemos ver el mundo como un macro-cosmos y un micro-cosmos. El Señor (Īśvara) sería el nombre-forma (nāma-rūpa) macro-cósmico que incluye todas las formas en el universo manifestado y no-manifestado. El individuo sería el nombre-forma limitado a una forma individual, es decir, a una forma micro-cósmica. Ambos niveles, macro y micro, son medios o vehículos que refractan la consciencia y la proyectan o reflejan de acorde a las limitaciones inherentes en cada nivel macro o micro. El Señor es una proyección de la consciencia superior con los límites superiores de su forma. El individuo consiste en la misma consciencia pero proyectada con los atributos inferiores y limitados del medio o vehículo correspondiente a su forma, es decir, a sus tres cuerpos. El Señor consiste en todos los cuerpos de todas las formas con la ventaja que el Señor controla māyā y el individuo está velado por māyā. Tal y como un espejo cóncavo o convexo puedan mostrar una misma persona alargada o empequeñecida, la persona es la misma pero la forma de cada espejo refractará a la persona con unos atributos según sea el medio o vehículo (el espejo cóncavo o convexo).

Cuando me tomo a mi mismo como una vehículo o medio inferior, es decir, desde el nivel «micro», soy un individuo, y ciertamente he de rezar al nivel «macro», pero cuando me reclamo a mí como la consciencia no soy ni un medio «micro» ni «macro», soy consciencia y reclamo mi identidad como principio de consciencia que trasciende las proyecciones o vehículos micro o macro. Esa persona ya no requiere religión, está más allá de ella.

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